jueves, 9 de octubre de 2008

Antecedentes (III). La sociedad









La sociedad del siglo XVIII.
La sociedad del Antiguo Régimen es una sociedad estamental, es decir, basada en la tradición y el nacimiento según unas leyes en las que será éste último el que marque la pertenencia a un estamento u otro. En esta sociedad el dinero no dará el poder sino la pertenencia a una clase u otra.
Los privilegiados
Este estamento engloba a nobleza y alto clero y sólo es posible el acceso al mismo mediante la decisión real. Serán los títulos nobiliarios los que marquen la pertenencia al mismo. El privilegio se concretará por una serie de derechos y exclusividades: distintos estatutos jurídicos (tribunales, códigos y penas); reserva de cargos; privilegios sociales (preeminencia en actos públicos, reserva de asientos en las iglesias, tratamiento de señor, etc.); y por último también, privilegios económicos (exención de impuestos y asignación de ingresos a cargo del presupuesto
público).
Los no privilegiados.
En este estamento se encontrarán no sólo personas de escaso poder adquisitivo, sino todos aquellos que no posean un título, es decir, la pertenencia a los no privilegiados no la marca el dinero, la marcará la no pertenencia al anterior grupos. Así, nos podemos encontrar con la paradoja de grandes propietarios o profesionales libres de gran poder adquisitivo que, sin embargo, se encontrarán dentro de los no privilegiados.
Sin embargo, por regla general, la inmensa mayoría de los que pertenecen a este estamento se encontrarán en unas condiciones bastante precarias. Así, en el campo, las situaciones económicas serán muy desiguales, dependiendo de que se posean tierras o no. Nos encontraremos desde propietarios libres a jornaleros pasando por todas las escalas intermedias de arrendatarios y colonos. Por lo general, salvo los grandes propietarios libres, el resto se encontrarán en una situación de bajo nivel de renta.
En la población urbana también encontraremos estas graves diferencias, si bien, su condición de plebeyos los unía. Ésta englobará desde artesanos (aún agrupados en gremios que les garantiza el trabajo, lo que les hará defender al Antiguo Régimen a pesar de las expectativas de mejora que podría suponerles una sociedad de clases) a comerciantes y profesionales liberales (estos dos últimos especialmente críticos con el Antiguo Régimen ya que les impide alcanzar privilegios de los que podrían gozar en una sociedad de clases dominada por el dinero). Entre la población urbana también encontraremos a un escaso grupo de trabajadores fabriles aún desorganizados y escasos.

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